Mucho, y malo,
se ha escrito sobre El Llanero Solitario,
el reencuentro del equipo artístico de la saga Piratas del Caribe. Tras la estampida detrás de las cámaras que se
produjo en el proyecto de la cuarta entrega pirata parece que Bruckheimer
consiguió convencer a Verbinski, Rossio, Elliot, Depp y Zimmer de embarcarse en
un nuevo y rocambolesco proyecto, traer de vuelta a primera línea un personaje
largamente olvidado como es aquel solitario ranger que hace décadas que no se
asomaba a los umbrales de medio alguno. ¿Y
qué encontramos? Pues un blockbuster inusual que intenta no dejar indiferente a
nadie.
Partiendo de
la historia original sobre los orígenes del personaje, el director se permite
ser fiel y a la vez picaronamente irreverente con la mitología del mismo, dando
lugar a divertidas modificaciones que llegarán, incluso, a convertirse en
chistes recurrentes. Así las cosas, desde el primer minuto la película renuncia al esquema
narrativo que puede esperarse de este tipo de superproducciones para
presentarnos una locura llena de humor, acción y aventuras, narrado desde la
más pura demencia que ni siquiera pretende jugar a ser una deconstrucción del
mito, una parodia al uso ni, bueno, ni nada que se parezca a una producción seria
de más de doscientos millones. Es en esa ausencia de moldes, en unos referentes
más cercanos al humor surrealista que al típico chiste de manual, donde la película
se alza hasta cotas inimaginables.
Y es que bien
conocido es el extravagante sentido del humor de Gore Verbinski, al que ya
diera rienda suelta (y de qué manera) en esa rareza llamada Rango y al que no renuncia en esta nueva
película a ningún precio, regalándonos algunos de los momentos más hilarantes,
estrafalarios y excéntricos vistos en un producto destinado al gran público.
Precisamente es esa faceta de la película, apoyada en la magnífica química
desatada entre Armie Hammer y Johnny Depp (que recupera el tino tras el
descafeinado Sparrow de la cuarta entrega), la que convertirá esta cinta en una
rara avis a reivindicar que se aleja - pese a que el análisis frívolo parezca
que obliga a muchos a la comparación - de la saga de corsarios que les precede.
Una buddy movie alucinada con dos imposibles héroes a su pesar.
Una banda
sonora épica y juguetona acompañada de unos efectos especiales de primer nivel,
diálogos chispeantes, escenas de acción impresionantes y locura, exageraciones,
anacronismos, chifladuras, cuchufletas y fuegos de artificio. El Llanero
Solitario es la diversión por la diversión, el más estrambótico y lunático
blockbuster que vais a encontrar en años.
9 ¡Hi-Yo
Silver! sobre 10
Yo paso de lo que diga la taquilla americana, John Carter es muy entretenida y la pusieron a caer de un burro, así que si puedo, iré a verla. ¡Buena crítica!
ResponderEliminarMe alegro de que no sea tan mala como la lanzaron por ahí y ganas tengo de verla!
ResponderEliminarLa veremos pues. En cualquier caso, no puedo dejar de comentar la triste promoción que se hace de este film en la tele, y no hablo del inserto publicitario en el Telediario; la pasta que se deben dejar las ditribuidoras para que el presentador nos muestre los cadáveres de la guerra de Siria para, a continuación, dar la "noticia" del estreno de la peli. Por no hablar del anuncio en televisión, donde se cacarea: "del equipo de Piratas del Caribe". Tócate los "güevos", siempre me ha dado mucha rabia esa fórmula: de los peluqueros de "Tira a mamá del Tren..." Joder, por qué coño, para anunciar el Señor de los anillos no decían: "del creador de El Mundo de los Feebles y Mal gusto..."
ResponderEliminarCoñas a parte, tiene pinta de ser una divertida buddy movie.
No daba yo un duro por ella, pero me has convencido, Miguel, le daré una oportunidad.
ResponderEliminarEspero las opiniones de los que al final os animeis a verla, no sea que tenga que salir huyendo por las represalias.
ResponderEliminarLa promoción de la película ciertamente deja que desear. Tras verla me he fijado muy mucho en los spots televisivos donde te hacen creer que se trata de una epica cinta con un heroico y serio protagonista. Tal vez los publicistas deberían conocer el producto que venden.