25 julio 2014

ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS


Anarchy: La noche de las bestias (el ridículo título español para la secuela de The Purge) es mala. Mala con avaricia. Me acerqué al cine con la sana intención de degustar no tanto una obra maestra del séptimo arte sino un sano retroejercicio de serie b cazurra y macarra. Una noche donde el crimen es legal, un Frank Castle de marca blanca armado hasta los dientes buscando venganza en una ciudad sitiada por psicopatas. Ya imaginaba el espectáculo, cine honrado a base de toneladas de sangre, contundentes combates y tiroteos, héroe duro y malos malísimos. Desgraciadamente la cinta ni se acerca a eso. Ni a nada.

Y es que aun lloro pensando lo que habría salido con esta premisa hace treinta años añadiendo a la mezcla un Carpenter o un Charles Bronson. Pero aquí ni hay voluntad, ni objetivo ni guión ni nada. Tan solo un producto puesto en marcha deprisa y corriendo para aprovechar el sorpresivo éxito de la primera parte. La historia parte de la chiripitiflaútica premisa de que para que el mundo vaya bien una noche al año dejan que quien quiera cometa los críemenes que deseen, asesinatos incluidos. No crean ustedes que harán ningún tipo de hincapie en desarrollar más esa supuesta distopía sin pies ni cabeza en la que se desarrolla la historia. Ni una mínima justificación que no dé vergüenza ajena, ni un mínimo de trabajo de guión. La noche llega y los ciudadanos más tontos de la ciudad (porque los motivos de algunos para quedarse solos en la calle esa peligrosa noche es para que les hubieran matado durante los trailers) encuentran su salvación a manos de un tipo que busca vengar la muerte de su hijo que murió 12 meses antes (y no un año, ojo) de forma accidental. Pero este punisher de pacotilla finalmente se dedicará a cargar con cuanta forma patética de vida se cruce en su camino, sin perder de vista el reloj, no sea que se le haga tarde y al final no tenga tiempo de vengarse. Rídiculas críticas sociales y aburridísimas conversaciones sin fin acompañarán a este variopinto y lamentable grupo de supervivientes durante una noche que se les hará eterna a ellos y a los espectadores. La película tarda en arrancar pero lo compensa con un ritmo lento y pesado (o como cantara la Phoebe Buffay de Friendsno solamente era gorda sino que olía a basura”). Finalmente se convierte en una de esas cintas que hablan de que “matar no soluciona los problemas” y repite frases como “matar no te lo devolverá” y la solución que encuentran para no matar a uno es matar a 500. Servidor no veía a gente que para defender el valor de la vida humana matara a tantos seres humanos desde Jude Law en Repo Men.

Y así la película se arrastra a cuestas con una delirante trama que nunca se atreve a dar el paso que la hubiera convertido en verdadero cine de culto. Un paso en la dirección de la violencia exacerbada, el thriller de superviviencia, el cine de acción más macarra, un paso decido y audaz hacia la locura que le habría sentado magníficamente. Incluso he imaginado una versión de Edgar Wright en clave cómica. Pero no, la película se queda en una nadería más propia de los thrillers de sobremesa. La acción es escasa, sosa (y mareante). Los diálogos son vergonzantes. Las actuaciones están un paso por encima de lo amateur. Y el guión... el guión sirve para divertirse en cafeterías y foros con amigos elaborando distintas y divertidas teorías sobre cómo funciona ese mundo de cartón piedra que han creado, un universo de chichinabo sin desarrollo alguno donde “los padres fundadores” quieren que la gente mate y robe una vez al año para “purificarse”.Por cierto, esta sociedad lleva 5 años funcionando y está tan dogmatizada la población que parece que lleven 200 años. Lo dicho, ni un detalle, ni uno solo, ha sido mínimamente desarrollado.

Habrá gente que, como yo mismo, finalmente pique y se acerque a verla. Podéis decidiros por 1997 Rescate en Nueva York, Battle Royale, The Brave, Blanco Humano, Punisher, The Warriors, Yo soy la Justicia o medianías como Los Jueces de la Noche...o casi que cualquier otra película de la que esta purga toma prestados diversos elementos y los pone en pantalla de forma mucho más torpe. Una de esas películas que si os invitan a verla gratis exigiréis que os devuelvan el dinero.

Buscaba un final acertado para la crítica y nada mejor que dejar que la película hable por ella misma. En un momento dado un personaje del grupo protagonista resulta herido al bajarse del coche donde viajan todos. Bien. Al ser herido los demás personajes bajan del coche y comienzan a pedir a gritos que alguien les lleve en coche al hospital. Si amigos, esos mismos que acaban de bajarse de su propio coche aparcado a escasos tres metros. Ni pies ni cabeza ni purga ni nada.


3 muertes purificadoras sobre 10

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