Anarchy: La noche de
las bestias (el ridículo título español para la secuela de The
Purge) es mala. Mala con avaricia. Me acerqué al cine con la
sana intención de degustar no tanto una obra maestra del séptimo
arte sino un sano retroejercicio de serie b cazurra y macarra. Una
noche donde el crimen es legal, un Frank Castle de marca blanca
armado hasta los dientes buscando venganza en una ciudad sitiada por
psicopatas. Ya imaginaba el espectáculo, cine honrado a base de
toneladas de sangre, contundentes combates y tiroteos, héroe duro y
malos malísimos. Desgraciadamente la cinta ni se acerca a eso. Ni a
nada.
Y es que aun lloro
pensando lo que habría salido con esta premisa hace treinta años
añadiendo a la mezcla un Carpenter o un Charles Bronson. Pero aquí
ni hay voluntad, ni objetivo ni guión ni nada. Tan solo un producto
puesto en marcha deprisa y corriendo para aprovechar el sorpresivo
éxito de la primera parte. La historia parte de la chiripitiflaútica
premisa de que para que el mundo vaya bien una noche al año dejan
que quien quiera cometa los críemenes que deseen, asesinatos
incluidos. No crean ustedes que harán ningún tipo de hincapie en
desarrollar más esa supuesta distopía sin pies ni cabeza en la que
se desarrolla la historia. Ni una mínima justificación que no dé
vergüenza ajena, ni un mínimo de trabajo de guión. La noche llega
y los ciudadanos más tontos de la ciudad (porque los motivos de
algunos para quedarse solos en la calle esa peligrosa noche es para
que les hubieran matado durante los trailers) encuentran su salvación
a manos de un tipo que busca vengar la muerte de su hijo que murió
12 meses antes (y no un año, ojo) de forma accidental. Pero este
punisher de pacotilla finalmente se dedicará a cargar con cuanta
forma patética de vida se cruce en su camino, sin perder de vista el
reloj, no sea que se le haga tarde y al final no tenga tiempo de
vengarse. Rídiculas críticas sociales y aburridísimas
conversaciones sin fin acompañarán a este variopinto y lamentable
grupo de supervivientes durante una noche que se les hará eterna a
ellos y a los espectadores. La película tarda en arrancar pero lo
compensa con un ritmo lento y pesado (o como cantara la Phoebe Buffay
de Friends “no solamente era gorda sino que olía a
basura”). Finalmente se
convierte en una de esas cintas que hablan de que “matar no
soluciona los problemas” y repite frases como “matar no te lo
devolverá” y la solución que encuentran para no matar a uno es
matar a 500. Servidor no veía a gente que para defender el valor de
la vida humana matara a tantos seres humanos desde Jude Law en Repo
Men.
Y
así la película se arrastra a cuestas con una delirante trama que
nunca se atreve a dar el paso que la hubiera convertido en verdadero
cine de culto. Un paso en la dirección de la violencia exacerbada,
el thriller de superviviencia, el cine de acción más macarra, un paso decido y audaz hacia la locura que le habría sentado magníficamente.
Incluso he imaginado una versión de Edgar Wright en clave cómica.
Pero no, la película se queda en una nadería más propia de los
thrillers de sobremesa. La acción es escasa, sosa (y mareante). Los
diálogos son vergonzantes. Las actuaciones están un paso por encima
de lo amateur. Y el guión... el guión sirve para divertirse en
cafeterías y foros con amigos elaborando distintas y divertidas
teorías sobre cómo funciona ese mundo de cartón piedra que han
creado, un universo de chichinabo sin desarrollo alguno donde “los
padres fundadores” quieren que la gente mate y robe una vez al año
para “purificarse”.Por cierto, esta sociedad lleva 5 años
funcionando y está tan dogmatizada la población que parece que
lleven 200 años. Lo dicho, ni un detalle, ni uno solo, ha sido
mínimamente desarrollado.
Habrá
gente que, como yo mismo, finalmente pique y se acerque a verla.
Podéis decidiros por 1997 Rescate en Nueva York, Battle Royale, The
Brave, Blanco Humano, Punisher, The Warriors, Yo soy la Justicia o
medianías como Los Jueces de la Noche...o casi que cualquier otra película de la que esta purga toma prestados diversos elementos y los pone en pantalla de forma mucho más torpe.
Una de esas películas que si os invitan a verla gratis exigiréis que os
devuelvan el dinero.
Buscaba
un final acertado para la crítica y nada mejor que dejar que la
película hable por ella misma. En un momento dado un personaje del
grupo protagonista resulta herido al bajarse del coche donde viajan
todos. Bien. Al ser herido los demás personajes bajan del coche y
comienzan a pedir a gritos que alguien les lleve en coche al
hospital. Si amigos, esos mismos que acaban de bajarse de su propio
coche aparcado a escasos tres metros. Ni pies ni cabeza ni purga ni
nada.
3
muertes purificadoras sobre 10
No hay comentarios:
Publicar un comentario